Al analizar los comportamientos autolesivos en las personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista) debemos tener en cuenta que existen múltiples factores de riesgo para que éstos se produzcan, tales como discapacidad intelectual, grado de afectación o problemas de autorregulación de la conducta, entre otros.
En ocasiones las autolesiones están directamente relacionadas con la sensación de dolor, existiendo la posibilidad de que éstas se instauren si el dolor no es tratado adecuadamente y eliminado a la mayor brevedad posible. Por tanto, cuando un comportamiento autolesivo surge, tenemos que descartar inicialmente la existencia de dolor físico que haya propiciado su aparición como alivio de ese dolor o incomodidad. Si existe dolor físico, el tratamiento médico irá encaminado a hacerlo desaparecer y la intervención logopédica, a facilitar una comunicación funcional eficaz para autoinformar del dolor. Trabajaremos en este caso con dibujos, escalas numéricas-visuales analógicas o escalas de caras, por ejemplo.
Si no existe dolor físico, debemos comprobar si la autolesión cumple una función de autoestimulación o una función comunicativa. En este sentido, las personas con TEA presentan a veces dificultades para expresar pensamientos, deseos, necesidades, … asociándose en ocasiones comportamientos autolesivos a este trastorno de la comunicación. Existen estudios relacionados con los factores de riesgo de la autolesión, que la asocian a una capacidad de comunicación deficitaria. Se otorga, por tanto, a la autolesión una función comunicativa con la intención de atraer la atención de las demás personas, de acceder a objetos o actividades o de evitar de una situación desagradable o incómoda, siendo muy eficaz. Debemos por tanto cerciorarnos de que no se producen como un modo de comunicación alternativo, ya que, en ocasiones, reforzamos estas conductas sin ser conscientes de ello. Es lo que se conoce como “El paradigma del refuerzo social mutuo”, por el que se refuerzan tanto con la consecución de algo agradable como con la evitación de algo desagradable. En este caso, es fundamental realizar una intervención específica con el objetivo de desarrollar las habilidades comunicativas de las personas con TEA, permitiéndoles comunicarse de forma autónoma y previendo la frustración previa a la autolesión. Es fundamental que sean capaces de expresar qué quieren obtener, evitar, interrumpir, … para poder ofrecerles alternativas. Entre otros, los SAAC (Sistemas Alternativos y Aumentativos de la Comunicación) son elementos y estrategias básicas a poner en marcha con estas personas. Disponer de un sistema de comunicación eficaz (por ejemplo tipo PECS) en todo momento y contexto es vital para la autonomía comunicativa de estas personas.
Paula, I., (2018), La Autolesión en el Autismo. ¿Búsqueda o liberación? Alianza Editorial